La fuerte alza que experimentó el precio de la anchoveta (materia prima de la harina), cuya tonelada pasó de cotizarse en US$120 en el 2008 a picos de hasta US$300 en la primera temporada de pesca del 2010 fue los que origino una secuencia de compras en el rubro pesquero. Otro factor que aceleró la segunda ola de compras es la sed de crecimiento que tienen algunas familias, en especial las que hasta hace un año atrás ocupaban los últimos lugares en el ranking de los ocho grupos pesqueros más importantes del país. Según Fernando Parodi, gerente general de Pesquera Hayduk, si un industrial sale a pescar con su flota propia gasta alrededor de US$80 por TM de anchoveta, mientras que se si opta por comprarle a un armador deberá desembolsar aproximadamente US$300 por tonelada. “Basta hacer una simple suma para comprobar que esas compras no son nada rentables”. Los protagonistas de la nueva ola evitan hablar para no revelar sus próximos pasos a su competencia. No obstante, si algo está claro es que todo el mundo continúa trabajando para seguir aumentando su participación en la pesca. Olaya, del Estudio Muñiz, y Muñoz, del Interbank, coinciden en que la nueva ola de compras podría ser relativamente larga, porque muchas compañías pequeñas se resisten a vender y porque la disputa esta vez es barco por barco y punto por punto de la cuota asignada a los armadores, los cuales aún tienen en sus manos el 12% de la cuota global de pesca.
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